Echando la vista atrás el lejano anuncio de God of War III en el año 2006 parece ahora tan remoto que resulta poco menos que increíble que ahora mismo estemos ocupándonos de su análisis. El ansia por comprobar la salud de la mejor saga de Hack and Slash que nos ha dejado la historia de los videojuegos era tan grande que en ese tipo de circunstancias los días se hacen más largos, los meses se pueblan de semanas y los retrasos se suceden.
La tercera, y última aventura, de Kratos no sufrió demoras porque en Sony Santa Monica son poco amigos de dar fechas de lanzamiento para luego no cumplirlas, pero en todo momento el secretismo alrededor del momento de su puesta a la venta era tan doloroso o más para sus fans que el más dilatado de los retrasos.
God of War III, sin embargo, está ya terminado, y con él también la mastodóntica historia del más carismático de los espartanos, Kratos. Y que es su cierre no lo decimos nosotros, lo dice la misma Sony; sin embargo no sería la primera vez que se hace una afirmación de este tipo que, sin embargo, ha acabado en regreso inesperado de otros legendarios héroes.
No obstante este final de saga sólo ha dejado en 3DJuegos enorme satisfacción. No queremos otro cierre, éste es más que sobresaliente, y estamos cansados de que sagas de videojuegos hipertrofien de tal manera sus propuestas que acaben provocando hartazgo en el usuario. Nunca ha sido el caso de God of War, que con muchísima dignidad ha llevado siempre el carácter y el desarrollo de sus tres entregas –cuatro si contamos la de PSP-, y que vuelve a cumplir de sobra con el último capítulo de la saga. Sony Santa Monica ha labrado los dos mejores Hack and Slash de la historia en PlayStation 2, y ha consolidado otro videojuego memorable ahora en PlayStation 3.
Las preguntas se atropellarán en el cerebro del lector. ¿Cumple con las expectativas? ¿Es un exponente gráfico? ¿Es el mejor de la saga? ¿Es brutal? A todas esas dudas vamos a tratar de contestar en el análisis, y elegir las palabras con cuidado para el prólogo de un análisis es siempre uno de los más rigurosos deberes del analista.
Quizá hay un punto más de complejidad en la historia del videojuego con respecto a lo habitual, y parece que ese es precisamente el elemento que quizá los chicos de Sony Santa Monica no hayan sabido manejar en su justa medida. Especialmente notorio resulta este factor en los dos primeros tercios de historia, demasiado centrados en el ansia de venganza de Kratos, y en los que sus creadores debían haber empleado la mitad de recursos en transmitir el doble de sensaciones. Todo esto es complicado de describir con palabras sin llevar a cabo spoilers, de modo que preferimos pecar de cautelosos y no contar nada más.
Lo que sí hay que dejar claro es que en la recta final el videojuego mejora muchísimo en términos de narrativa, y tiene un par de golpes de efecto apasionantes que nos devolverán el interés por Kratos y su aventura para encarar el final de la trilogía. Un interés que, a buen seguro, a esas alturas de la campaña estábamos a poca distancia de perder, y cuyo giro lógicamente no desvelaremos. Con ese par de puñetazos encima de la mesa God of War III recupera su pulso narrativo, y nosotros con él la empatía por nuestro héroe y su epopeya de venganza.
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